LA EXTREMOFILIA DE LA IDIOTEZ


Ocurre con el entusiasmo que, a veces, sus causas derivan no solo de fantasiosas aspiraciones, sino de falsas apreciaciones, sobre todo si estas tienen su origen en los teledirigidos y globalizados medios de desinformación. Y no ha habido noticia que más entusiasmo (y ensañamiento) haya suscitado estos días, que la opereta de la expulsión de Novak del Open de Australia, narrada en nuestro país en la ya clásica y simplona retórica guerracivilista, esta vez encarnada en una maniquea lucha entre vacunados y no vacunados, negacionistas y tragacionistas, buenos y malos ciudadanos…
Pero sucede que cuando uno le levanta los faldones a la propaganda, puede encontrarse hechos sorprendentes, cuando no claramente desagradables.

Djokovic entrenando en Australia antes de la expulsión

Y esto es lo que acontece también en el caso Novak: que le ha pisado un callo doloroso al gobierno australiano (y al corporativismo económico británico).

No es el hecho de no estar vacunado lo que más molesta al Primer Ministro Scott Morrison, aunque también. Tampoco que Novak, sano y sin vacunar, ponga de manifiesto la absurda e irracional creencia de que una persona sana no vacunada pueda suponer un mayor riesgo de contagio que un vacunado. Algo que ya sabemos que es sobradamente falso y que demuestra que los pasaportes vacunales implantados son inútiles y completamente ineficaces, salvo que la razón de su implementación sea otra.

Lo que se juega en este set es algo más complejo: Novak Djokovic había apoyado públicamente las protestas masivas de sus paisanos serbios contra las aspiraciones extractivas de una empresa minera que, en España, ya dejara en su día un amargo recuerdo: la empresa anglo-australiana Río Tinto que explotó las reservas de pirita y calcopirita de las comarcas onubenses de El Campillo, Minas de Río Tinto y Nerva y que dejó la zona hecha unos zorros, estéril y solo habitada por organismos extremófilos.

Actualmente, Río Tinto Group, “grupo empresarial multinacional del sector de la minería, surgido de la fusión en 1995 de Rio Tinto-Zinc Corporation (RTZ), con base en el Reino Unido —y antiguamente conocida como Rio Tinto Company Limited—, y Conzinc Riotinto of Australia Limited (CRA), con base en Australia” (Wikipedia), es el grupo de extracción de carbón más grande del mundo y es líder también en la extracción de aluminio y otros productos como el cobre, el uranio, el hierro, los boratos e incluso diamantes.

En el serbio Valle de Jadar, Río Tinto quiere explotar una de las mayores reservas de litio en territorio europeo, mineral necesario para la “reconversión” energética y la fabricación de los coches eléctricos, pero la corporación, a pesar del apoyo gubernamental serbio, se ha encontrado con el rechazo tajante de sus habitantes, que no desean ser expropiados de sus casas y tierras durante 15 o 20 años y que su comarca se convierta en un erial tóxico y contaminado. Y es a ellos a quienes Djokovic, el negacionista, ha prestado su apoyo y ha defendido, a costa de ser expulsado del torneo con saña.
Debería este caso ponernos sobre aviso y alertarnos sobre la facilidad con que la opinión pública termina siendo un calco acrítico y memo de una “opinión publicada” al servicio de intereses nunca explícitos y ocultos bajo los faldones de una aparente objetividad.

Mis respetos a Novak Djokovic, que sí sabía qué se jugaba en este torneo.

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