La herencia envenenada de Paquirri

Nunca me agrado la Pantoja. Ni en lo personal, y ni en lo musical. Hay algo en su interior, que me inclina a rechazarla. Y a sus canciones, más aún. En su día fue la viuda de España, y con esa leyenda, se paseó por toda España, y media Latinoamérica. Pero esta cuestión de la herencia del marido, sigue aún más candente que nunca. Y es que su pequeño del alma, la ha devuelto a la palestra, porque se ha empeñado en devolvérsela a sus hermanos. ¿Pero por qué Isabel Pantoja, se niega reiteradamente a restituirla sus legítimos propietarios?

He repasado una y mil veces, los objetos de la herencia en liza. Pero, primera, son objetos que la misma Pantoja, habrá adquirido a lo largo y ancho de su dilatada carrera musical. Y segundo, la gran mayoría de estos, son obsoletos o desfasados para los tiempos que corren.
Por ejemplo, los relojes de Paco Rivera, Rolex, Cartiers, Thermidors, de oro y algunos con correa de piel de cocodrilo. A día, de hoy, no solo están desfasados, sino que se han quedado obsoletos. Antes eran relojes de alta gama, y lo siguen siendo, en cierto modo. Pero están siendo sustituidos, por los inteligentes, por las amplias prestaciones, que tienen añadidas. Desde dar la hora, hasta avisar a tu familia de que estás padeciendo un infarto. O a tu doctora. Lo mismo sucede con las motos de gran cilindrada o los coches deportivos o de alta gama del difunto torero.  Cualquier utilitario, llevan desde conducción asistida, hasta el famoso GPS, que tantos fallos tiene. Habrá quien guste de llevar relojes o coches antiguos, en detrimentos de los modernos. Y algunas, ni eso. Para gustos, están los colores.

Entonces, ¿a qué viene este odio atávico a los hijos del primer matrimonio de Paquirri? Tras su luctuosa muerte, surgieron en seguida, unos rumores, que apuntaban a la decisión del torero sevillano, de divorciarse de Pantoja, y retornar con Carmina Ordoñez. Es más, el propio Paco Rivera, había dicho a su familia, que el casarse con Isabel Pantoja, había sido el verdadero gran error de su vida. Y que su amor de verdad, era Ordoñez, y no Pantoja.
De haberse consumado el divorcio, habría convertido a la Pantoja, en la mala de la peli. Dejándola, casi sin trabajo, por la presión de la Lola Flores, quien vio impotente, como la Panto, se interponía entre Paquirri y su hija mayor, Lolita. Y aunque creo, que ambos sabían, que era pasajero, La Faraona, lo llevó fatal. Pero es un tema, que entra dentro de lleno, en la rumorología popular, y a casi dentro de la categoría de leyenda urbana. Una cosa, es impepinable, y me lleva a corroborar este amargo rumor popular, y es la rigurosa negativa, de Pantoja, para devolver la herencia a los hijos mayores del diestro sevillano. Gesto típico de la esposa y posterior viuda, despechada, con los descendientes de primer matrimonio de su fallecido esposo. Sin embargo, nunca sabremos la verdad, pues uno de los protas, no vive para contarlo. Lástimica… pero…

Amparo Gimeno Pastor .- Periodista

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